martes, 16 de mayo de 2017

LOS HOMBRES TAMBIEN DEBEN SER FEMINISTAS

Si deseamos alcanzar la igualdad, es necesario que los hombres también tengan un espacio dentro del feminismo.

 

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El itinerario de un hombre hacia el feminismo
A continuación, la pregunta es insalvable: ¿qué itinerario deben asumir los hombres en el feminismo? Esbozo cuatro proyectos a corto plazo:
1.- Instaurar las ideas y prácticas feministas entre otros hombres. Y por ende, señalar aquellas actitudes machistas que contemplen en sus grupos. No tiene sentido reconocerse como hombre feminista si consientes comentarios despectivos sobre las mujeres y las personas LGTBIQ entre tus amigos. El feminismo no se reduce a aprender un discurso sino que se define como un movimiento social capaz de generar un cambio en nuestro entorno.
2.- Analizar y cuestionar la masculinidad dominante o hegemónica. Se trata de un ejercicio de observación y autoconocimiento que tiene como objetivo generar conciencia sobre el privilegio y la necesidad de interiorizar otro modelo de masculinidad: igualitario, corresponsable, cooperativo, empático y no violento. Esto constituye un proceso lento y no exento de tensiones: renunciar a la masculinidad patriarcal supone perder privilegios.
3.- Valorar a las mujeres y lo femenino. No queremos vuestro paternalismo. No deseamos compasión. Simplemente, reivindicamos que reconozcáis nuestra historia, esa que ha quedado invisibilizada bajo la idea de que el mundo es supuestamente un campo de nabos.
4.- Aprender a amar sin relaciones de poder. Suena cursi, pero es todo un reto en las relaciones sexo-afectivas. Es importante que aprendas a amar desde la horizontalidad y el cuidado. Las mujeres no somos un suvenir: tenemos entidad propia y deseamos parejas que sepan comunicarse, que no sean una ameba emocional.
Llegados a este punto, seguro que muchos de vosotros se está planteando, ¿y qué pasa con eso del aliado feminista? Crear una expresión para seguir apelando a un hombre que se acerca a las ideas y prácticas feministas, con sus aciertos y errores, es francamente insustancial y contraproducente.
Puede quedar muy guay en la bio de Twitter, pero a menudo actúa como comodín. Por ejemplo: "yo soy aliado feminista y ya no tengo que hacer nada”. Además, ese calificativo aleja a los propios hombres del feminismo, pues enfatiza el mensaje de que ellos son un “añadido”, meros figurantes y no agentes sociales capaces de participar en la lucha feminista desde la cooperación, la empatía y el respeto.
Además, no tiene mucho sentido si consideramos que nadie, absolutamente nadie, posee cualidades, ideas y prácticas de feminista ejemplar. Tampoco las propias mujeres y activistas. ¿O acaso son perfectas? No. No. No.
Somos humanas. Así que, si me admites un consejo, desconfía de aquellas personas que creen saberlo todo sobre el feminismo, que te dicen cuánto feminista eres o que te rechazan o demonizan cuando metes la pata o tienes una opinión diferente a la mayoría (que no tiene por qué ser machista).
No caigas en discursos dogmáticos y no dudes en crear alianzas con otras luchas sociales. Y por favor, sospecha de aquellos que van de “aliados feministas” y no saben ni limpiar bien un váter.
Ser feminista, insisto, es un proceso. Requiere responsabilidad y persistencia. No busques la medalla y menos en aquellas situaciones donde sabes que serás aplaudido. Recuerda, no eres un héroe. Te equivocarás. Aprenderás. Crecerás.
Y por supuesto, entenderás que ser feminista es estar alerta, en constante revisión mientras generas cambios en lo personal y en lo político. Justamente es esto lo que hace que luchar por la igualdad entre los géneros/sexos merezca la alegría y no la pena.
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