ESTEREOTIPOS
Nuestro alumnado no llega al aula partiendo
de cero, incluso las criaturas de las escuelas 0-3 vienen con una
mochila de género determinada, ya tienen una idea de lo que es ser niño,
lo que es ser niña. Estas ideas cada vez se van estereotipando más,
porque estamos expuestos continuamente a mensajes que nos dicen lo que
es ser hombre, lo que es ser mujer y esos mensajes, por lo general,
están absolutamente estereotipados y responden a una idea simple de lo
que es la masculinidad y la feminidad. Las personas estamos rodeadas de
mensajes en los que se encasilla férreamente la diferencia entre hombres
y mujeres, en un intento de que los estereotipos nos marquen y así
diferenciar tanto los sexos, como las relaciones, como las profesiones,
como el consumo, etc.
Estas mochilas de género estereotipado nos
dicen que la masculinidad es: claramente heterosexual incluso homófoba,
violenta, agresiva, aventurera, dinámica, exitosa, triunfadora,
competitiva, muy activa sexualmente, consumista, carnívora, desaliñada,
musculosa, deportista, independiente, protagonista, segura, prepotente,
ambiciosa, …
Por el contrario la feminidad sería: cuidadora,
sumisa, obediente, hermosa, arreglada, obsesionada por la belleza,
débil, dependiente, maternal, limpia, familiar, trabajadora, objeto
sexual, heterosexual en función del varón, cotilla, habladora,
superficial, secundaria, cursi, solidaria, insegura, envidiosa, …
La coeducación tiene, por lo tanto, como
objetivo principal prevenir la violencia machista desde la lucha contra
el estereotipo, desde el análisis de nuestra realidad cotidiana con
perspectiva de género, desde la presentación del catálogo de cómo ser un
hombre igualitario, cómo ser una mujer por la igualdad. La coeducación,
en resumen, supone equilibrar las mochilas de género con las que nos
cargan desde la primera infancia.
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